Mis
22 normas de la
Misericordia.
Voy para los 93 años... y esta es
una tremenda edad. Desde que nací hasta
hoy, el tiempo se ha escurrido como agua entre los dedos. Han pasado casi 100
años y no los he sentido… ni me ha resentido su pasar. La vejez de mi cuerpo la
siento... la de mi alma no. Mientras mi cuerpo tiene que usar bastón, mi alma
puede volar. Ella puede tocar las estrellas, aunque mi cuerpo ya no pueda
correr y le sea difícil caminar... pero aún puede. Se resiste, pero lo obligo…
y como aún puede... camino.
En estos muchos años he aprendo a vivir.
He aprendido a ser lo que hoy soy. Y por como soy, la gente me quiere. Hoy casi
no tengo amigos con parecidos intereses, porque todos... o casi todos... han
partido. Los que no han partido físicamente, algunos, ya tienen una neshamá que no los
guía y sólo por eso... su neshamá prepara su partir a los Jardines del Señor.
Mi vida, mirando hoy sus altos, sus
bajos y resumiendo... ha sido muy bella y yo he sido muy feliz, aunque las
alegrías se hubieren continuado con las congojas, el “Total Final” ... es muy
bello. Por estas razones, antes de mi partir, quiero dejar escrito, algo del
cómo lo he logrado, en la siguiente serie de sentencias muy resumidas... que me
han guiado, aunque a veces he errado, no por ellas sino porque a veces uno no
las recuerda. Puede que yo tenga una imagen ética diferente, para los ojos
tuyos, estimado lector. Si es así, quizás yo te pueda enseñar querido lector,
porque yo… ya no puedo aprender.
Viendo en el Libro Éxodo 34:6-7 de
la Torá, los Trece Atributos de la Misericordia de HaShem, a mi parecer, están explicados
en las 22 normas mínimas de amor, que uno debiera utilizar hoy para ser feliz y
que resumo después de este párrafo. Estas 22 normas, en número son como las
letras hebreas, que si uno no las conoce no podrá leer ese idioma. Yo he tratado
de cumplir estas 22 normas, y no siempre he podido hacerlo, a pesar de lo cual,
creo que soy una persona feliz y realizada. Dime amigo... ¿has intentado algo
parecido?
Mis
22 normas son:
1.
Ama
y serás amado.
2.
Ayuda
y serás ayudado.
3.
Acaricia
y serás acariciado.
4.
Regala
y serás regalado.
5.
Invita
y serás convidado.
6.
Agradece
y serás correspondido.
7.
Se
amable y serás elevado.
8.
Paga
tus deudas y serás honrado.
9.
Preocúpate
por los demás y los demás se preocuparán por ti.
10. Enseña lo que sabes sin pedir
retribución.
11. Siempre mira a los ojos.
12. Sé buen amigo, ayudando y cumpliendo
lo que prometes.
13. Se humilde pero no te dejes
atropellar.
14. Termina siempre, lo que has
iniciado.
15. No odies porque serás odiado.
16. No critiques porque serás criticado.
17. No tengas miedo de hacer o decir lo
correcto.
18. No te quejes, di la verdad y serás
aliviado.
19. No mientas porque todo engaño, es descubierto.
20. Escucha al que sabe más.
21. Acepta y corrige tus errores. La
Torá debiera ser tu guía.
22. Sonríe, la vida es bella, pero... que
tú la encuentres bella… depende de ti. En general, uno es el arquitecto de su
vida, aunque la “suerte o el destino” también parecen existir.
Amigo lector, creo que esto resume
las normas con las que he tratado de vivir y que las he aprendido en mis casi
100 años de vida, y es posible que ellas, a ti te puedan servir. Recuerda: Todo
lo factible se puede, si uno lo desea y le queda tiempo para hacerlo.
Estas normas escritas no son poesía,
pero cuando nuestra alma las siente, nuestra alma canta. Para ella son poesía.
Para ella son expresiones del “amor”, que es lo único que nos pide el Señor.
Humberto Silva Morelli