lunes, 23 de julio de 2012

Mi Chile no difiere…

Las montañas de Santiago, sobre las que nace nuestro Sol.



He recibido
el dulce acento
de vistas hermosas
en distantes lugares.

Parece el sonido
del viento
al pasar entre rosas
y azahares.

He admirado
el amor apasionado
por la noche oscura.

He visto dulces miradas
mostrando tierras bañadas…
con ternura.

Todo cielo que uno quiere…
es el mejor.
Y la tierra donde uno nace y muere…
siempre es tierra de amor.

Mi Chile no difiere…

Aunque hay amor
y dolor
en mi gente…
a mi tierra
la siento diferente.

Ella encierra
leche y miel.

Ella
es dulce y bella
como un vergel.

Al amanecer…
cuando veo nacer
el día
sobre montes nevados…
veo hilos de fantasía
uniendo corazones enamorados.

Y en la tarde…
en bello alarde
sobre rompientes
del mar,
sientes
a las olas danzar…
despidiendo
a ese Sol que está cayendo
en la lejanía.
A ese Sol que está despidiendo
la luz del día…
para besar
las estrellas.
Para amar
las cosas bellas…
de esta bella tierra mía.

Y en la negrura
infinita
de una sombra oscura…
la luz se marchita.

Se cubre el cielo
de negro terciopelo.

El día oscurece …
para mostrar diamantes
colgantes
de la nada.
Y aparece…
mi noche estrellada

Yo la miro…

Abrazado
y enamorado
suspiro…

Y en esa noche oscura
llena de ternura…
sólo un beso…
sólo un dulce embeleso
con un tierno temblor…
inicia una noche de amor.

………….

………….

………….

………….

………….




Hoy… volví a ver mis estrellas.
Hoy miré mis montañas.
Hoy… sigo enamorado.


Humberto Silva Morelli




 


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