viernes, 21 de junio de 2013

La otra noche… (*)





Al despertar…
siento a mi alma callar
en su cantar…

Yo estaba cansado…
agotado.

Yacía
acostado.

El alma mía
no estaba
a mi lado…

Faltaba…
Pero aún así,
la sentí…
en mi.

Temblores
aterradores…
que no podía dominar.
Que no podía calmar.

Frío
y vacío…
Ese cuerpo ya no era el mío…

Pero su mano me sostenía…
Ya no temía.
Ella estaba...
Me cuidaba.





(*) Ese día y otros más, pensé que había sido llamado. Estuve dos días en la Unidad de Tratamiento Intensivo de una moderna clínica. Hoy aún no me repongo. Aún estoy convaleciente. Este poema expresa lo que sentí cuando algo, más allá que un malestar, me despertó a las 3 de la mañana. Y de la cama en mi casa, Ruth me llevó al hospital.



Humberto Silva Morelli

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