jueves, 30 de diciembre de 2010

El inicio de mis dos amores... es lo que sigue de mi narración: "Sucedió...

   
 

                       

Yo tenía 20 años. La vi y no supe quién era. No supe si la volvería a ver y aluciné. Este fue mi primer poema para Esther.



Cuando iba pasando la vi...

Cuando iba pasando la vi,
taconeando con bello andar.

Era hermosa,
era diosa,
era así.

Caminando era pantera.
Era bella, bella entera,
caminando la vi.

Su cuerpo ondulante,
era cual fina armonía,
que baja y sube anhelante,
siguiendo la melodía.

Sus plantas tocaban la tierra,
tierra llena de dolor,
que entre sus garras encierra,
tanto maldad como amor.

Era un sueño de ambrosía.
Un sueño hecho de mar.
Era ritmo y poesía,
taconeando con bello andar.

Mientras esto el pensaba,
una mujer se alejaba
con lento y seguro andar...

Y a esa mujer un día,
yo creí verla pasar.



Así sentí a Esther la
primera vez que la vi
22 de julio de 1948












 
 
Pasaron 58 felices e inolvidables años y llegó diciembre de 2006. 


Después que falleció Esther caí en una profunda depresión. Durante un mes viví sin saber. De ese mes no tengo recuerdos. Después luché por vivir, por salir y poder ver la luz. Tuve cáncer. Supe que mi hora no había llegado y logré vencer el cáncer y a mi dolor. De pronto volví a saber que el mundo era hermoso y recodé que Esther, antes de irse me dijo: "Nunca me vas a olvidar, pero llegará otra mujer con un alma bella que te va amar y que tú amarás. La vida aún no ha terminado para ti." Y esa mujer llegó. El día que mi duelo religioso terminó, en el atrio de la sinagoga, se acerca a mi una niña hermosa y me dice: Hace tiempo que no tengo noticias de Rafael y de Ud. ¿Cómo esta ahora Ud.? Allí un 2 de noviembre la vi por primera vez. Tres días después escribí…





Lunes 5 de Noviembre
(Ayer)


Ayer salí
y volví a amar.

En el aire sentí
la brisa del mar…

Sentí que el cielo
desgarraba su velo..

Hablamos…
y hablando nos amamos.

Te he sentido.
He vivido.

Amor dulce,
dulce querer.
Eres un dulce…
mujer.



Estos poemas fueron el inicio de dos ayeres que no han terminado. De dos nuevas vidas que me han dado. De un círculo de amor que aún no se ha cerrado. De una larga vida que hoy es mi poesía y que yo desearía, también la sintiera Ud. amigo o amiga mía.

Esto así fue.

Se lo cuenta Humberto, un poeta muy afortunado, que aún sigue enamorado.


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