domingo, 9 de septiembre de 2018

La Fe y la razón…




La Fe y la razón…


La Fe y la razón…
se unen en el corazón…
cuando nuestra nesahamá
se eleva a Jaiá.

Si no hemos ascendido
sólo la Fe
que se ve…
hemos vivido.

Entonces creemos
que la letra de la Torá
escrita tal cual está…
es lo que entendemos…
es lo que debemos saber…
porque esas letras dicen cómo debemos ser.

Somos niños que le creen al papá,
porque no sabemos
o no podemos…
ver más allá.

No hemos madurado para entender…
que nuestra alma debe crecer…
para poder
comprender…
que la verdad de ese amor
está más allá del deseo…
más allá del dolor.

Más allá de lo que siento
y de lo que creo.

Más allá del viento
y de todo lo que veo.

Cuando el corazón
y la razón
marchan unidos…
cuando eso sucede…
nace una luz que excede
a todos los amores dormidos.

La Fe y la razón…
se unen en el corazón…
cuando nuestra nesahamá
sube a Jaiá.

Hemos ascendido.
Hemos vivido.

Ahora el amor es más profundo.
Es otro mundo.
Entonces vemos la nueva luz que nos ofrece la Torá.


Humberto Silva Morelli


Estimado lector… el poema que terminas de leer, lo escribí especialmente para Yom Kippur (El Año Nuevo hebreo) 5779, porque nuestro aprendizaje humano, dentro… y también lo aparentemente  fuera de nuestra Fe,  nunca debiera darse por terminado. Así sucede con La Torá (El Pentateuco)… mientras uno más la entiende, más incógnitas surgen… que ella misma se encarga de responder, en una conversación que une a sus palabras con nuestra alma. ¡Curioso intercambio de ideas! ¿O sentimientos? El hoy trata de entender, el alma de lo escrito hace a lo menos 3.500.- años ha. Por eso, creo yo, que cuando uno logra librarse, aunque sea parcialmente, de las ataduras del tiempo, La Torá es un libro que siempre tendrá a tu alma… impulsando a nuestro espíritu para que actúe, y así poder tener en el futuro, un mundo lleno de amor. Y como lo dije en dos estrofas del poema que escribí como un homenaje al año 5779 que se inicia el próximo 1º de Tishrei…

El mundo comenzó a pensar…
y al pensar…
comenzó a dar,
a amar
y a descubrir
para vivir…
lo que el Árbol de la Ciencia
en sus hojas tenía..
porque en su loca armonía…
estaba la congruencia de nuestra vida…
dada por perdida.

Y así el mundo está siendo amado
y mejorado.

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