miércoles, 19 de abril de 2017

PESAJ

Como yo entiendo Pesaj




Antes de comenzar esta discusión sobre mis interpretaciones de lo que significa la celebración o conmemoración de “Pesaj”, según la intencionalidad de quien lo haga, para mí y como viejo judío, porque creo haber nacido judío, analizaré y profundizaré algunos conceptos, sobre los que en general, existe consenso. Para muchos Pesaj y Pascua son lo mismo, lo que etimológicamente no se ajusta a la verdad cuando hablamos dentro de diferentes marcos religiosos

La palabra “pascua” viene del latín eclesiástico “pascha” (se pronuncia “pasca”), palabra que a su vez, nace del hebreo. Se cree que la palabra “pascua”, adquirió la “u” por analogía con la palabra latina “pascua (pastos)”. Esta analogía nace porque en las antiquísimas fiestas de la primavera, ya olvidadas, se solía comer la cabeza de un cordero comprada a los pastores. Poca gente sabe que la pascua, antes del “Éxodo Judío” se celebraba como fiesta de inicio de la primavera cuando el mes lunar correspondiente (15 de Nissan) estaba en plena Luna llena… cuando el invierno “se saltaba (pesaj)” para llegar a la primavera y no es curioso entonces que ese día fuera el elegido por el Eterno, para que el pueblo judío, saltara de la esclavitud a la libertad, logrado el día que el ““Ángel de la Muerte” se “saltara” las casas marcadas de los judíos, para dejar con vida a sus primogénitos.

Desde otro punto de vista y en la tradición cristiana, a la palabra “pascua (pesaj)” se le ha dado, como un nuevo significado, la “Celebración” del “salto de la vida a la muerte y después, de la muerte a  la resurrección” de Jesús.

Ahora comienzo mi exposición, recordando que hace algunos años, el Rab. Tzvi Freeman me re enseñó que leer las historias de la Torá y repetirlas sin entenderlas es una cosa… y que entender y aceptar el significado valórico de las historias es muy diferente… y esto, a mi entender, lo probó con un agudo y corto artículo publicado en Chabad.org. en el 2009. Digo re enseñó, porque antes y después de él, he tenido varios maestros que han tratado de enseñarme a pensar. En ese escrito, Tzvi Freeman, explicó que Pesaj, siendo una narración de la Torá, es un hecho simbólico, y también histórico, que siempre, en cualquier época, incluyendo cualquier hoy, camina junto a nosotros mientras vivimos. En esta narración se imbrican cinco elementos diferentes, que interactuando son el camino para buscar la siempre necesitada y escurridiza “Libertad”, que a su vez nace de nuestra sempiterna búsqueda de la luz, si sabemos o si comprendemos que vivimos dentro de algún tipo de oscuridad. Sin contradecir a Tzvi, creo necesario agregar dos elementos iniciales, previos a los descritos por Tzvi, que para mí fueron decisivos, para lograr el éxito, que fue la liberación del pueblo judío de su esclavitud. Un rayo de luz, en la oscuridad de cualquier tiranía, es como un hacer en libertad dentro de un mundo  donde, no se deja entrar ni siquiera un mínimo rayo de luz.

Los siete elementos que para mí, interactúan en Pesaj, son la tierra de un país llamado “Egipto”, cuyo Rey que se llamaba “Faraón”. Un “Pueblo de Esclavos” que en esas tierras vivía y que hoy, es como el espejo de lo que somos cada uno de nosotros.  Un libertador de ese “Pueblo de Esclavos” llamado “Moisés”, cuya primera misión fue “desacreditar el poder de los dioses que adoraba Faraón”, ante los egipcios, que lo habían ungido como gobernante y ante los judíos, que eran sus esclavos y que por eso debían tener los mismos dioses.

La segunda misión, después de desacreditar dichos dioses y el poder de Faraón, fue “obligar a todos los esclavos a decidir entre los dioses de Faraón y los egipcios, con el Eterno”, que hoy es nuestro D’s. Para obligar a los esclavos, básicamente de Judea, a decidir, actuó el Ángel de la Muerte que quitaría la vida a todos los primogénitos, de padres que no creían en nuestro D’s, mediante el procedimiento de no pintar las jambas de las puertas con sangre de cordero, recordando que el cordero era entonces un intocable animal sagrado para los dioses de Faraón. Por tanto había que tener mucha Fe en el nuevo D’s, y repito… que hoy es nuestro D’s, para auto exiliarse, corriendo el riesgo de morir, por un ideal no consumado, dejando atrás una historia de vida, que aunque fuera muy dolorosa, era historia llena de recuerdos y pertenencias. Sin embargo y más fuerte que todo eso, fue la esperanza lograda a través de la Fe, para tener algo llamado “Libertad”.

En la discusión que sigue, he eliminados los dos primeros elementos detonantes, ya someramente expuestos, para centrarme en los cinco elementos, que yo como Freeman, considero claves de esta narración:

Egipto”, puede ser cualquier lugar donde estemos, en el que siempre existe un…
Faraón” que puede ser el ente que nos inmoviliza… que nos oprime… que trunca nuestras esperanzas… o que mata nuestra Fe… usando sólo el temor para impedirnos cambiar el presente por un futuro siempre esperado... siempre soñado… pero nunca logrado. Esa fatalidad anímica invade a nuestro protagonista que es un…
Pueblo de Esclavos”, lleno de esperanzas y sueños, pero sin FE, como desafortunadamente hoy sucede con muchos de nuestro pueblo… hasta que llega…
Moisés” que es el catalizador, o el detonador  necesario, para que la esperanza de ese pueblo hundido en la desesperación sin salida, pudiera haber luchado, sólo ayudado por su restaurada FE, dejando su “Egipto” atrás, para concretar su esperanza dentro de un camino lleno de espinas, cuyo fin, es poder ver la nueva aurora llamada…
“Libertad”, que a veces sólo es una esperanza, que el tiempo se encarga de arrebatar.

Es curioso, pero la libertad como meta de la esperanza, o como logro cumbre de una vida, parece haber nacido con el hombre, y creo que todos los hombres que con ella soñamos, siempre hemos muerto sin alcanzarla. Y aceptando como cierto lo anterior creo que la FE, genera la esperanza, como un factor esencial dentro de nuestro progreso como seres humanos. Estas son las razones que me han llevado a discutir este tema, además del placer que tiene el sólo hecho de sentirme útil y vigente a mi avanzada edad.

Volvamos a lo nuestro… Egipto para Pesaj ¿qué es? ¿cómo debo mirarlo? ¿Es un país? ¿Es un Reino? ¿Es una tierra fértil regada por el Nilo? No… En esta narración Egipto es la cárcel donde vive un pueblo de esclavos, originarios de Judea. Eliminemos las precisiones y podríamos afirmar que Egipto es un lugar cualquiera de nuestro planeta, definido sólo por la condición que es lugar donde nacemos, crecemos y morimos. Es el lugar donde está nuestro hogar. Que, junto a lo anterior, es el lugar donde moran los recuerdos de nuestros antepasados… donde nacen y criamos a nuestros hijos… es el lugar donde sucede nuestra vida. Y… ¿cómo es ese lugar? Muchas veces es realmente una cárcel, por la cantidad de limitaciones que para nosotros tiene y que para otros no tiene. Pero… ¿nosotros lo sentimos como una cárcel? Muchas veces si y muchas veces no. Si somos de la corte del Rey Faraón, Egipto no es una cárcel; pero si somos esclavos… ¡SI!... Es una cárcel. Pero ¿qué puedo hacer yo para escapar? Si tengo una familia y yo solo huyo hacia la libertad… ¿qué sucede con mi familia? ¿con la madre de mis hijos? ¿con mis hijos? ¿con los pocos bienes que tengo, pero que son míos? Y eso que sucedía hace 3.500.- años en Egipto, ¿Acaso no sucede hoy día en nuestro querido país? ¿y cuál es el problema entonces? El problema es que en nuestro mundo, que puede ser Chile, casi todos creemos en el D’s de Moisés, pero nadie cree que debe hacer lo que nos manda ese D’s en el Tanaj, que para mí se inicia con: “Escucha, oh Israel. El Eterno nuestro Dios es uno. Amarás al Eterno tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu fuerza. Y llevarás dentro del corazón estos mandatos que hoy te doy. Los inculcarás a tus hijos…” (Deut.6 completo) Por estas frases y para mí, D’s es AMOR y estoy obligado a dar amor con todo mi corazón, con toda mi alma, y con todas mis fuerzas… a mis hijos… a mis hermanos de este mundo… y a este mundo en su totalidad… lo que la mayoría de los que dicen creer en mi D’s,. no hace… y no los culpo porque la mayoría de mis hermanos, como yo mismo, vivimos en una cárcel que normalmente no vemos,  cuyos barrotes aún no podemos romper, como lo hizo el pueblo judío que siguió a Moisés.

Entonces… ¿Cómo debiéramos entender Pesaj? ¿Debemos celebrar lo que hizo Moisés y que con el tiempo se perdió? ¿Debemos buscar un líder para irnos de la tierra en la que vivimos? ¿O sólo deberíamos comprometernos seriamente para derribar nuestros ídolos, nuestros prejuicios, nuestra comodidad, para dar amor con desprendimiento personal, dentro de las posibilidades actuales, como lo hizo el Príncipe Moisés hace 3.500.- años? ¿Qué celebramos?… ¿Qué conmemoramos?... un bello acontecimiento pasado y nunca concretado… o nuestro compromiso con nuestra Fe para dar AMOR? El acto de liberación es… ¿de un pueblo… o de los individuos de ese pueblo? Los niños que mueren de hambre o los viejos que mueren de hambre… ¿son un problema pasado o es un problema de hoy? La lista de las cárceles del hoy es larga… y yo creo que es larga porque en este mundo falta mucho AMOR. Falta mucho de esa Fe que hace 3.500.- años, movió al pueblo judío para buscar su libertad…

Hoy yo creo que hemos avanzado mucho en la conquista del AMOR… pero falta mucho más aún para llegar al mínimo que nos pide D’s. Por eso creo yo que Pesaj no es una fecha para recordar, para conmemorar sin compromiso alguno… sino una fecha para renovar el pacto interior que nuestras almas efectuaron en el Sinaí. Eso es exactamente lo que creo yo, Pesaj sólo es una fecha para renovar ese pacto. Es una fecha para recordar todo lo que nos falta hacer para cumplir con nuestra Fe, con nuestros sueños, con nuestras esperanzas siempre renovadas de dar y tener libertad… para dar y tener AMOR.

Gracias amigos por compartir esta beatería, producto creo, de mi edad. O a lo mejor, de mi avanzada edad, que me hace razonar de una manera diferente a como lo hice en mi juventud. Es evidente que he cambiado, sin embargo puedo asegurar que en todo siempre he buscado dar y recibir amor. Ese es el único pago que he deseado por lo que he dado… y cuando más lo he necesitado… lo he recibido a montones. No me puedo quejar.

Jag Same'aj Pesaj… que Yaveh te bendiga querido javer.



Humberto Silva Morelli. 




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