La vida es hermosa
pero termina
con la muerte.
con la muerte.
El gozo de vivir
nos ciega…
y cuando la parca llega…
la vida se va.
La vida es veleidosa
y danzarina
como la suerte…
que sin advertir
como la muerte…
nos llega…
nos toca y se va.
Al empezar jugamos…
trabajamos…
y de viejos lloramos…
porque no sabemos
qué queremos…
ni para qué luchamos:
¿Para ser?
¿Para tener?
Y cuando estamos cansados,
gastados,
y usados…
Llenos de dolores
y doctores…
de a poco nos ponemos yertos.
Hasta que cerrando los ojos,
para no ver nuestros propios despojos,
sin desearlo
ni soñarlo…
estamos muertos.
Lo sabía…
y no me rindo.
Aunque se acerque ese día…
yo brindo…
amando la vida
con amor tejida…
y escribiendo mi poesía
llena de bellas estrellas…
para irme siendo amado
luchando por cosas bellas…
que siguen las blancas huellas
de un corazón enamorado…
Gracias amada mía,
por amarme…
besarme…
y por inspirar mi poesía.
Gracias a todos los que me han querido…
porque por ustedes… ¡He vivido!
porque por ustedes… ¡He vivido!
Y sigo viviendo…
mientras me sigan leyendo
y queriendo…
como hasta hoy ha sido.
mientras me sigan leyendo
y queriendo…
como hasta hoy ha sido.
Para mi amada Ruth,
mis amigos,
y esos lectores
que sienten mi corazón.
mis amigos,
y esos lectores
que sienten mi corazón.
Este poema es lo que he pensado sobre la bella vida que el Señor me ha dado. Amo y soy amado ¿Qué más se puede pedir en mi largo vivir?
Humberto Silva Morelli
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