Para que una
sociedad se arrepienta, debe saber dar amor.
¿Cuántos niños
viven
y lloran
por un poco de cariño?
¡Cuántos de esos chiquitos
gimen
e imploran…
estirando sus manitos
pidiendo amor…
y son abandonados…
botados
como sucia basura
en la noche impura…
del dolor?
¿Cuánto niño abusado…
torturado
es botado
en su miseria…
en un convento…
o en un hospital
de la periferia…
sin un lamento…
como un pequeño
animal?
¿Cuánto niño vive
robando
matando
porque lo mandan matar
y le enseñan a odiar?
¿Qué culpa tiene ese
niño
por su falta de cariño…
por su maldad
enseñada…
en una sociedad
castrada
y llena de iniquidad?
¿Quién castiga
a una comunidad…
corroída
carcomida
y destruida
por la maldad?
¿Acaso no es demencia
la falta de amor?
¿Acaso no hay
conciencia
cuando se causa dolor?
Eso no se castiga.
Nadie nos obliga
a buscar un mundo
mejor.
Este poema lo
escribí, cuando conocí de primera mano, casos de niños abusados.... abandonados.
Humberto
Silva Morelli. .
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