viernes, 5 de octubre de 2018

Así es mi vejez.




Así es mi vejez.

Recién escribí poemas que titulé “Cuando muchos llegan a viejo” y "La edad dorada"... poemas que no narran ni “mi vejez”, ni mi hipotética vida. Esos poemas narran sólo lo que he visto y sentido de lo que les ha sucedido, o les sucede, a amigos, conocidos y a tanto viejo, de menos edad y mucho más achacosos que yo, que son la generalidad de aquellos que tienen los 90 años cumplidos, o muchos años menos aún. Tampoco tocan exclusivamente, al  grupo de viejos cuyas familias son pobres… No… Muchos son pobres… otros no lo son… el factor común de los que describo en esos poemas,  es la “falta de amor que los rodea”… Yo tengo otra vejez… con dolores físicos que casi no tengo  y con amores que describo ahora. No soy rico en dinero, pero tengo para comer. Y tengo muchos amigos que me conocen, que siento su afecto y su respeto. Yo de “falta de amor” no me puedo quejar. Espero, estimado lector que vuestra vejez, sea parecida a la mía, o mejor, lo que no me parece fácil, al menos, hoy día.

Cuando uno tiene poca edad…
20 o algo más 
vive en paz
rodeado de bondad…
uno está en la plenitud de sus facultades,
y cree que su vida,
en todas las edades…
es indefinida.

Cree que el mundo entero…
es de acero.

Deseas vivir
y morir
como estás...
pensando que serás
un viejo recordado…
sólo por haber amado.

Pero así no es…
No es así la vejez.

El caminar se enlentece,
o detiene…
cuando uno envejece,
o ya no se sostiene.

Mientras el tiempo va pasando,
la vida se va terminando
y las enfermedades nos van matando.

Pero tú no notas
cómo llegan estos males…
porque vienen en cómodas cuotas
mensuales.

Y así…
mientras el tiempo va pasando…
para ti…
y para mi…
todos estamos llegando
a la vejez…
que es una suerte
de muerte
por invalidez.

Entonces los que nos estaban queriendo
van partiendo.

Estás perdiendo
la memoria.

Lentamente está muriendo
toda tu linda historia.

Yo aún no se…
cuándo termina mi memoria…
pero se
que amé
y soy amado.

Y hoy yo siento
que mi vida no se la ha llevado el viento.

Así la vida es…
¿Y mi vejez?…
¿Cómo es para mi sentir?
¿Tiene
 la dulzura
y la amargura…
por las que vale la pena vivir?

Estoy contento…
Ha sido muy bello mi pasado…
sólo porque
he sido muy honrado.
y he vivido enamorado.

Siento que he dado y recibido.
Siento que he vivido.

¿Qué más se puede pedir,
en este no siempre hermoso vivir?



Humberto Silva Morelli

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