Cuando iba
pasando la vi,
taconeando con
bello andar.
Era hermosa,
era diosa,
era así.
Caminando era
pantera.
Era bella, bella
entera,
caminando la vi.
Su cuerpo
ondulante,
era cual fina
armonía,
que baja y sube
anhelante,
siguiendo la
melodía.
Sus plantas
tocaban la tierra,
tierra llena de
dolor,
que entre sus
garras encierra,
tanto maldad como
amor.
Era un sueño de
ambrosía.
Un sueño hecho de
mar.
Era ritmo y
poesía,
taconeando con
bello andar.
Mientras esto el
pensaba,
una mujer se
alejaba
con lento y
seguro andar
Y a esa mujer un
día,
yo creí verla
pasar.
Nota
agregada ahora, como 70 años después de ser escrito este poema.
Eso de “creí verla pasar” no es
cierto… porque la vi, la busqué y finalmente, durante años, fuimos un feliz
matrimonio con Esther (Z. L.).
Humberto Silva Morelli
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