Tamar… Querida
bisnieta mía.
Eras
chiquitita
y bonita
cuando el
amor levantó tu mano
y le
escribiste a este anciano…
ese día.
¿Por qué?
No lo se.
Sólo se
que una estrella de amor
entonces iluminó
mi vida.
Sólo se
que aliviaste un dolor
que yo
tenía…
que al
matarme yo moría.
El amor
de tu alma inocente…
te hizo
mejor…
Te hizo
valiente…
Con
respeto
y sin que
eso fuera ningún secreto…
me
llamaste…
me
amaste…
Y yo sentí
que en
ese instante renací…
para ti.
En un
tiempo más…
cuando
sólo mi recuerdo te acompañe…
cuando el
hoy sea ese pasado
que todos
dejamos atrás…
Cuando ya
nadie me extrañe…
Cuando yo
sea olvidado…
Relee
estos versos niña mía…
sólo para
recordar cuánto yo te quería.
Humberto
Silva Morelli
Enero
del 2015
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