Cuando te vi…
y como sentí
un “no se qué”…
te invité
a una tacita de café.
Primero quise acercarme a ti...
para sentirte a ti...
juntito a mi.
Anduvimos…
hablamos.
Nos atrajimos
y soñamos.
Yo te miraba
a ti…
y mientras andaba…
junto a ti…
me enamoraba.
de ti.
Después…
quise sentir tu mano
junto a la mía
Talvez
creí sentir lejano
tu corazón del alma mía.
Calmando miedos
y juntando arrojos…
Tomé tus dedos.
Miré tus ojos.
Y sólo con mi mirada
enamorada…
besé tus labios rojos.
Y así…
pegadita a mi
y el primer día,
tu alma enamorada
fue atada
junto a la mía.
Humberto Silva Morelli
Recordando el día que
te invité
4 de marzo de 2012
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