Encontré un amigo que me miró y me dijo: Hace tiempo que no nos encontrábamos… ¿Qué te pasa Francisco? Estás con sobrepeso y tienes una cara muy triste. Una cara que nunca tuviste. ¿Te sientes bien?. Mira… no me han dejado las desgracias… le contesté. Mi perfil bioquímico está totalmente normal. Sólo mi genio se ha echado a perder. Hoy peleo con todos, hasta con los que más quiero. He perdido amigos. He perdido casi todo. Siento que la gente me rehúye. Desde hace mucho tiempo, siento que soy otro. Y realmente, estoy deseando morir.
Mi amigo me miró, me hizo una serie de preguntas para mi sin sentido y me dijo: Oye… recuerda que soy doctor y creo que tú estás enfermo de amor. No es que nadie te de amor, es que como tu alma ha perdido el amor que una vez tuviste, ya no puede recibir amor. Tú no sabes dar amor porque no sabes ver el amor que a ti te dan. Creo que sólo viendo ese “Amor” te vas a mejorar. Comienza mirando los ojos de los que te aman. Mira a los ojos de tu madre, de tu esposa y de tu hija. Si los miras bien, allí verás el amor. Mira los ojos de los otros que te debieran amar. En unos verás claramente el amor y en otros estará escondido. Si dejas que la luz de tu amor entre en esos ojos, también verás amor. Y afuera… en el desconocido mundo… cuando encuentres un conocido sonríe con afecto y si él te responde dile algo con amor. Creo que así tu vida cambiará. Haz la prueba.
Hice la prueba y hoy sólo deseo vivir.
Yo también la hice… yo… el que escribo poesías… aunque amo y soy amado. Cuando yo hice la prueba, sentí que mi alma sonreía cada vez que ella daba o recibía amor.
Humberto Silva Morelli
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